Rin unnisun se traduce como «reunión», un instante sagrado en el que el pensamiento, la palabra y el territorio se sincronizan y encuentran una profunda conexión. En la cultura Arhuaco, a la que se refiere como Iku, cada encuentro en la Sierra Nevada trasciende la mera casualidad; se considera un acto significativo de conexión profunda. Durante esta reunión, todos tuvimos la oportunidad de compartir: hombres, mujeres, niños, personas mayores, e incluso los elementos que nos rodean.
La montaña presta su oído, el agua brinda su compañía y el viento se encarga de transportar los mensajes. No solo nos comunicamos entre nosotros, sino que también entablamos un diálogo con la Madre Naturaleza, quien nos protege y orienta. En reconocimiento a su generosidad, nosotros también nos comprometemos a cuidar de ella.
Estar en Iku va más allá de simplemente ocupar un espacio; implica encontrar un estado de equilibrio. Es crucial comprender que el territorio no es nuestra posesión, sino que nosotros somos parte de él. Cada encuentro se presenta como una valiosa ocasión para reflexionar sobre nuestra conexión con un conjunto más amplio, donde la verdadera esencia radica en la búsqueda de la armonía.